HUERTA NORTE DE VALENCIA

Lidia Calero García, Elena María Tébar García, María Puertes Albiach, Juan Miguel Pastor Barceló y Patricia Pascual Fernández.


ÍNDICE.

  • Introducción.
  • Construcciones.
    • Alquerías.
    • Barracas.
    • Ermitas
  • Materiales de las casas de labradores.
  • Construcciones hechas por el hombre.
  • Fauna y ecosistema.
  • Cultivos.
  • Ancianos
  • Expansión de la Huerta
  • Conservación de la Huerta.
  • Webgrafía.

INTRODUCCIÓN: 

La huerta de Valencia se encuentra situada desde Puzol, por el norte, hasta la Albufera, por el sur abarcando gran parte de la zona periurbana de la ciudad de valencia.

El origen de la huerta se remonta a la época del imperio romano, creando la ciudad de Valentia, como centro logístico y de hibernación para sus campañas de conquista sobre Iberia. 

Basándonos en los resquicios que observamos hoy en día, la huerta valenciana se desarrolló en la Edad Media, durante el periodo islámico, una de las poblaciones que inició las innovadoras técnicas de cultivo, la más importante aportación fueron las infraestructuras fluviales, principalmente con la construcción de acequias y azudes. 

(Mapa de las acequias “huerta de Valencia”)

Gracias a estas infraestructuras la ciudad de Valencia, así como las poblaciones de su entorno consiguieron desarrollarse.

ALQUERÍAS

Las alquerías son la tipología más conocidas y tradicionales de la Huerta de Valencia. Reunían las dependencias de las familias que vivían y las necesarias para los cultivos, la conservación y el almacenamiento de las cosechas. También eran el espacio para los animales y los utensilios que utilizaban en la huerta. 

Alquería viene desde la antigua lengua árabe hispánica “al qarya”, la cual viene del árabe clásico “qarya”, y de la misma Huerta de Valencia en tiempo de los musulmanes. 

En origen se define así a un pequeño     conjunto de casas de labor en las proximidades de las tierras a trabajar.

Fue en la conquista de Jaume I en el S.XIII cuando los cristianos comenzaron a ocupar estas viviendas y fueron formando los actuales pueblos y municipios de la Huerta de Valencia.

Muchas han desaparecido por distintos factores. Están las que adoptaron diferentes funciones, como molinos o talleres. Otras se convirtieron en segunda residencia, y muchas han desaparecido. 

En la típica alquería valenciana se destaca su amplitud, la planta es un rectángulo, al que a veces se le une otro perpendicular, formando un ángulo recto. Solían tener una torre que en muchas se ha perdido. La puerta de acceso al contrario de las casas de labradores y las barracas, se encontraba en el sur este. Las alquerías venían de los árabes y estaban orientadas a la meca. 

La planta baja se constituye propiamente de la vivienda, y en el primer piso la andana. Lugar destinado a almacenar las cosechas y antiguamente la cría de gusanos de seda. La cubierta estaba hecha de tejas morunas. 

En nuestra visita pudimos encontrar tres alquerías.

  • Alquería de Patach
  • Alquería de Serra 
  • Alquería Requení

Alquería Galip-Patach; se encuentra entre Camino Maestro Serrano y Camí de Farinós. 

Es una estilosa alquería mudéjar del siglo XVI, en la tradicional Huerta de Alboraya.

Actualmente se celebran eventos como bodas y puedes contratar un catering. Es un ejemplo de alquerías que han sido llevadas a realizar otras funciones, en este caso, sirve como espacio para realizar fiestas.

Alquería de Serra; se encuentra en la la huerta junto a la Ronda Norte, una zona con bastante urbanización que ha afectado a la conservación de la huerta. 

Se sitúa en el siglo XVIII, actualmente está en degradación y ruina. Se encuentra en la senda de la Carrasca, al lado del cementerio de Benimaclet.                              

Hace un tiempo se empezaron a realizar fiestas clandestinas en esta alquería, al encontrarse en un espacio grande para reunirse. Por lo que hay bastante desperdicios por la zona.

Está situada en un camino que lleva su nombre, tangente a una acequia. Su planta es rectangular, posiblemente tenga dos crujías o una de gran dimensión. Es imposible acceder al interior, por tanto no se puede afirmar.

Cuenta con dos plantas, en la inferior podemos encontrar la vivienda, y en la superior la andana para guardar las cosechas. 

La característica principal de esta alquería es su gran dimensión. Contaba con un

porche que actualmente está derruido.

Alquería Requení; la fábrica y la fachada indica que es uno de los edificios más antiguos de la Huerta, alrededor del siglo XVII. Sus propietarios creen que se originó en el siglo XV.

Está constituida por una crujía paralela a la fachada, con muros de carga construidos con tapia. 

En la planta baja como ya se ha comentado anteriormente, se encontraba la vivienda, y en el piso la andana orientada hacia el sur. El acceso se realiza a través del arco de medio punto. 

También se pueden encontrar unos porches y un pequeño patio posterior, a parte de más espacios abiertos en frente y a los laterales de la casa.

Hace años se produjo una reforma sin licencia. Los vecinos se quejaron al Ayuntamiento y éste paró las obras que se estaban realizando. Se construyó un poco para el abastecimiento de agua y se quería demoler algunas partes de la cubierta, forjados históricos y parte de las paredes exteriores. El responsable de dicha reforma fue multado y tuvo una apertura de expediente. 

LA BARRACA

Se trata de una construcción típica de la huerta valenciana. Debido al buen clima y fertilidad de la zona, los labradores podían recolectar diversas cosechas al año. Por este motivo decidieron construir sus viviendas cerca de sus cultivos.

La barraca podía ser de huertano si se encontraba en la huerta o de pescador si se encontraba cerca de un río. Esta última está prácticamente desaparecida, tan solo quedan algunos ejemplares en l’Albufera de Valencia, donde, debido a su geografía, encontramos ambos tipos. 

Los materiales empleados en la construcción de estas viviendas eran los que se encontraban por la zona. Generalmente se utilizaba barro, cañas, juncos, paja…

En sí, el edificio es bastante sencillo. Está formado por una planta rectangular, que varía según el tamaño de la construcción y está hecha de ladrillos de adobe. Sobre esta base se apoya una cubierta triangular de pendiente bastante pronunciada (rasgo que caracteriza a las barracas) que permite que el agua no quede acumulada sobre la misma, ya que las lluvias torrenciales son bastante frecuentes en la zona. Este techo está construido generalmente con paja o cañizo. Esta parte es la más grande de la casa y se utilizaba como trastero o almacén de comida. De los alimentos almacenados en esta dependencia, dependía su subsistencia, y por eso se destinaba el espacio más grande a los víveres y no a la comodidad del hogar. En las barracas de la huerta normalmente se almacenaba paja o chufa, pero en la de los pescadores era típico criar gusanos de seda.

La distribución de la planta baja de la casa es casi siempre la misma. En primer lugar tenían dos puertas, una al Este y otra al Oeste. De esta forma conseguían que la brisa entrara en la casa, proporcionando una buena ventilación. Además, como uno de los cultivos de la huerta Valenciana es la chufa, esta brisa ayudaba a su secado. En uno de sus extremos se encuentra la cocina y a lo largo del pasillo se distribuyen las habitaciones.

  • Barracas del Güere o Pepe Hueso

Estas dos barracas están situadas en el camino de la Partida Calvet nº37. Su estado actual no es muy bueno. Durante el paso de los años estas dos barracas han sufrido varias remodelaciones como por ejemplo la cubierta, la cual actualmente está hecha por uralita en vez de paja, o bien las diversas construcciones adosadas a su fachada que modifican la estructura original de estas.

En la Revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Alboraya (2019) consta que son de 1910. Se trata de una fecha estimada ya que en la época no existía un registro oficial de las mismas. Simplemente se las conocía por el nombre o apodo de la familia que las habitaba, por lo que cada vez que cambiaban sus moradores el nombre era sustituido. Lo que sí que se sabe con certeza es que la mayoría de las barracas de la Huerta Valenciana fueron construidas durante el siglo XIX o principios del XX. 

Las dos barracas están unidas por un pequeño pasillo cubierto que se hizo con la finalidad de ampliar el espacio de la vivienda. Cada una de las barracas se destina a una función, una de ellas a los dormitorios y sala de estar y la otra a la cocina y el establo. En este caso el espacio interior continúa con la anexión de los diversos edificios de construcción más moderna. Estas modificaciones de poco valor arquitectónico en las que se han añadido puertas y ventanas han dañado la estructura tradicional de esta. 

Las dos barracas tienen una planta rectangular de 46 metros cuadrados cada una aproximadamente. La anchura de su fachada es de 4’96m, su profundidad es de 9’25m y tienen una altura de 6’30m. Además tienen red eléctrica y un pozo de agua.

Respecto a su conservación es bastante deficiente y no solo eso, sino que apenas se puede distinguir su estructura original. Además, debido a la ausencia de un plan urbanístico y la poca concienciación sobre la conservación del patrimonio cultural, el propietario ha podido realizar todas esas alteraciones y construcciones alrededor de ambas sin que ninguna legislación se lo impidiera.

  • Barraca de Les Neles

Esta barraca se encuentra en la Partida de la Mar nº 146. Respecto a su conservación, se encuentra en muy buen estado y muy cuidada. En ella se pueden ver todos los detalles que caracterizan a estas típicas construcciones valencianas.

Se trata de un barraca del 1950 según el Catálogo de Protecciones de la revisión del PGOU de Alboraya. Se encuentra en la Huerta de Valencia, prácticamente a los límites de esta, cerca a un polígono industrial. 

Su estructura original ha sido modificada debido a la anexión de diferentes construcciones posteriores para la ampliación de la misma. Pero la planta es rectangular y conserva las dimensiones originales de este tipo de edificio. También conserva el aspecto exterior y el tejado a dos aguas. Algunas de las ventanas han sido modificadas ya que su dimensión es mayor a la original. También sus puertas han sido cambiadas. El techo no es todo de paja sino que se han utilizado materiales más modernos como la uralita, la cual está cubierta por un cañizo vegetal protegido por una tela metálica. La disposición del interior es la típica de la barraca “en passadís”, es decir, consta de un pasillo que une las dos fachadas (la del Este y la del Oeste) donde encontramos dos puertas. En la parte de delante de la barraca hay una construcción anexa que hace la función de cocina con un porche, y a uno de sus lados encontramos otra que se utiliza para el almacenamiento agrícola.

 

En las paredes de la barraca podemos encontrar algunos retablos cerámicos y utensilios agrícolas colgados en la misma.

  • Barracas de Panach

Se trata de dos barracas que se encuentran en el Camino de Farinós nº 46, próximas a la Ronda Norte de Valencia. Debido a que se encuentran en un lugar donde son bastante visibles desde la entrada norte a la ciudad, tienen un importante grado de protección y cuidado del paisaje que lo rodea. 

En cuanto a su estado es bastante bueno, ya que conserva su estructura tradicional prácticamente intacta. Se trata de unas barracas con fachada de adobe/ladrillo , con carpintería de madera y cuyo techo ha sido modificado por unas planchas de materiales más recientes en vez de conservar el típico de paja.

 

Respecto a las dos construcciones, cada una de ellas realiza una función. Una de las barracas está destinada a las habitaciones y en los espacios para la convivencia mientras que en la otra se encuentra la cocina y los almacenes, teniendo un uso más doméstico. La fachada en sí no ha sido modificada, tiene las dimensiones de las barracas originales de la Huerta y el tejado también conserva la forma original aunque no los materiales. También conserva los huecos, espacios internos y volumetría tradicionales. Además no tiene ninguna construcción anexa, por lo que se puede apreciar perfectamente su diseño tradicional.

La distancia entre ambas construcciones es de 6 palmos valencianos, medida estipulada en la época. El motivo de mantener esta separación entre cada barraca era el de permitir el paso de personas entre ellas, principalmente para el mantenimiento de la cubierta.

ERMITAS    

Las Ermitas son edificios pequeños, a manera de capilla, situados por lo común en el campo, y que no tienen culto permanente. Es decir, se utilizan para realizar las misas de los festejos a cada cual corresponden.

En la huerta norte de Valencia hay diversas Ermitas, podemos destacar 3 de estas en las cercanías del núcleo urbano hacia el Este. 

La Ermita de Vilanova o Ermita del Crist de les Ànimes.

Se halla junto al llamado Camí de la Mar, carretera que a través del polígono industrial une la población de Alboraya con la zona costera de La Patacona, poco antes de llegar al puente que cruza la vía férrea. Rodeada de campos de cultivo, ocupa el centro de una parcela propia vallada, discretamente ajardinada y arbolada. 

Recibe también el nombre de Crist de Vilanova por haber estado adosada a la hoy desaparecida alquería del mismo nombre, derribada por completo en el año 1971 y de la que ha sobrevivido únicamente esta capilla.

Rodeada de una parcela propia vallada en la que destaca una alta palmera, la ermita es un pequeño edificio rectangular con tejado a una sola vertiente -hacia la izquierda- y precedida de un pequeño porche de ladrillo cara vista con tejadillo independiente a tres aguas añadido en la reforma de 1983. En uno de sus pilares se lee la siguiente inscripción en azulejos cerámicos: 

Ermita del Cristo de Vilanova. Restaurada por el Gremio de Horchateros y Fartons Polo. Año 1983.

La Ermita de Rectoret o de San Andrés.

Situada a unos 100 m de las afueras de Alboraia en dirección hacia el mar, la conocida como Ermita del Rectoret se halla junto al Camí Fondo, carretera que arranca desde una rotonda en la Ronda Este al final de la calle Botánico Cabanilles y atravesando la huerta lleva a la Playa de la Patacona

La Ermita tal y como ha llegado a nosotros fue construida entre finales del siglo XIX y principios del XX aprovechando la existencia de una finca más antigua de la que aún quedan vestigios. Tras la contienda de la guerra civil la ermita fue saqueada, sus imágenes destruidas o rescatadas por particulares y desde entonces no recuperó el culto. En la actualidad está semiabandonada y se utiliza como almacén.

Es un edificio rectangular en estilo neogótico de altos muros con refuerzo de contrafuertes y cubierta de tejas a dos aguas. Queda adosado por su lateral derecho a la masía, que está habitada y en perfecto estado. Los paramentos están pintados en color ocre imitando sillería y en la cabecera existe un gran óculo vidriado. La fachada triangular remata en espadaña de tejadillo, pero sin la campana que existía originalmente, de la que sólo queda parte de su melena. En el frontón se abre una ventana ojival con vidriera parcialmente destruida. La puerta es adintelada con hojas planchadas, adornada con arquivoltas con capiteles con motivos florales. Sobre ella puede verse el hueco del panel cerámico ya desaparecido.

La Ermita de Vera.

Situada enfrente del Camí de Farinós a unos 200 m de la carretera V-21, se sitúa la Ermita de Vera. En uno de los caminos más importantes de la huerta, la Ermita se contempla como una de las más visitadas de la zona, además de ser la más cercana al núcleo urbano oeste y a la universidad politécnica. 

Su verdadero nombre es Ermita de la Inmaculada Concepción, pero por todos es conocida como Ermita de Vera. Su nombre viene del lugar donde se encuentra enclavada: la Partida de Vera, ya que por este lugar pasa la acequia de Vera que es un ramal a su vez de la acequia de Mestalla.  La ermita se encuentra además situada junto al conocido también como Molino de Vera.

El actual edificio es del siglo XVIII, aunque el origen de la misma proceda del siglo XV. Actualmente se encuentra restaurada y encalada totalmente de blanco.

La ermita como hemos comentado se encuentra pared con pared con el Molino de Vera. Ermita y molino comparten un porche con cubierta a una sóla vertiente, sostenida por dos pilares octogonales que las gentes del lugar les ha dado nombre: mora y cristiana.

MATERIALES

El barro se utiliza de dos formas distintas, crudo secado al sol, como en el caso del adobe o del tapial, o cocido en forma de ladrillo y teja. Los adobes se colocan uno sobre el otro, quedando soldados entre sí y construyendo una masa única. En el caso del tapial se obtiene esta masa utilizando grandes moldes de madera. Por su parte el ladrillo y la teja es un material que se ha difundido por todas partes gracias a su posibilidad de transporte, el adobe y el tapial se encuentran circunscritos a aquellos puntos en que la litología ofrece materiales adecuados. Ejemplo de esta explotación es la arcilla de la propia huerta de Valencia. 

Muros de tapia: Analizando cada uno de los tipos de muros de tapia, obtenemos cuatro variantes. La primera sería la tapia simple, cuyo núcleo estaría compuesto por tierra, algo de paja para evitar la aparición de fisuras durante el secado, y árido fino para incrementar su resistencia. Dado su débil carácter, los parámetros arrancan con un zócalo de mampostería o fábrica de ladrillo, de forma que el muro queda protegido frente a la humedad. El segundo tipo sería la tapia valenciana tipo, que se correspondería con aquellas construcciones en las que la mezcla apisonada contiene una gran cantidad de tierra, cal para darle resistencia y árido fino y/o grueso. El mortero de cal empleado rebosa y cubre parte de los ladrillos. Normalmente no presentan ningún tipo de recubrimiento exterior, pero podemos encontrar en algunos casos un mortero de cal o un mortero de cemento. La tercera variante, la tapia valenciana tipo II, sería aquella cuya masa contiene una menor proporción de tierra que la variante anterior, pero que tiene un gran porcentaje de cal y áridos de distintas granulometrías en su masa. La última variante, la tapia valenciana tipo III, se corresponde con aquellos muros cuya masa presenta tierra, cal, ladrillos y áridos finos y/o gruesos en menor proporción. En relación al tipo de revestimiento exterior que presentar, la mayoría de ellos no se encontraban revestidos o estaban simplemente encalados, pero a día de hoy encontramos que mucho de ellos presentan un mortero exterior, bien de cal o bien de cemento.

Muros de adobe: Los muros de adobe son aquellos realizados con bloques compuestos de tierra, una gran cantidad de paja y un pequeño porcentaje de áridos. Para asegurar la durabilidad de estas piezas prismáticas, todos presentan un revestimiento, generalmente de cal, y para evitar el ascenso de humedad por parte del terreno, la mayoría presentan un zócalo de mampostería o ladrillo. Dada su importancia en el ámbito geográfico del presente proyecto se decide estudiar los muros de bloques conglomerante-tierra. Dichos bloques se encuentran fabricados con una argamasa de tierra, conglomerante y grava de distintas granulometrías en gran proporción. El conglomerante utilizado puede ser cal o cemento. Entrando en el acabado que presentan, encontramos que la mayoría dispone de algún tipo de revestimiento o acabado superficial, pudiendo ser un simple encalado, o bien una fina capa de yeso o de mortero de cal.

Morteros de tierra: El mortero empleado se realiza con una gran cantidad de tierra, un pequeño porcentaje de cal como material conglomerante y árido de pequeña dimensión. Se realizan en su mayoría con fábricas mixtas de mampostería y ladrillo, o bien únicamente con mampostería o ladrillo. Estos presentaban en su mayoría un enlucido exterior y cal, encontrándose hoy en día en todos los casos con reparaciones de cemento. Sin embargo, hay construcciones más pobres en los que ni tan siquiera presentaban un revestimiento exterior.

Arcilla cocida: Vemos este material utilizado principalmente en la teja cerámica que conforma los tejados y en los ladrillos utilizados en algunas ocasiones para hacer las paredes.

La madera es utilizada como material estructural pero también se emplea para ventanas y puertas entre otras cosas.

El hierro es utilizado tanto en elementos de fijación tales como clavos, ventanas, puertas, etc. como de protección (cerrojos, pestillos, rejería) u ornamentación (picaportes, aldabas).

La cal se extrae tras un proceso de sometimiento a altas temperaturas de la piedra caliza en unos hornos al uso, que se denominan caleras. La cal blanquea, repele el calor, desinfecta y es ecológica. A día de hoy está en auge su utilización ya que es conocida su resistencia y dureza a largo plazo. Con la mezcla de cal y arena o cal hidráulica y cemento blanco se produce una argamasa muy resistente y ecológica. Las construcciones romanas y árabes son el mejor ejemplo de utilización de argamasas de cal y canto y de blanqueo de fachadas, costumbres que han perdurado en el tiempo llegando hasta nuestros días.

Este material utilizado solo o mezclado con arena se usaba para revestir principalmente en un primer momento en la fachada principal, en el interior de corredores y en general en la planta superior, con la finalidad de impermeabilizar, sanear y embellecer.

La piedra era utilizada en muros de mampostería y en zócalos en los muros de barro, de forma que estos quedaran aislados de la humedad del suelo. 

CONSTRUCCIONES HECHAS POR EL HOMBRE QUE NO SEAN CASAS

El hombre, aparte de las viviendas, construye otras cosas para satisfacerse y hacer menos esfuerzos, mejorando así su vida. En la Huerta de Valencia podemos destacar tres: las acequias, los caminos y las bombas de agua.

Una acequia es un canal pequeño que conduce agua, especialmente para el riego. Está construida con un pequeño desnivel que permita la circulación del agua, tradicionalmente se excavaba un canal en el mismo terreno sobre el cual discurrían. La forma de las acequias hace posible que se pueda andar sobre ellas, y en algunos puntos se reforzaban por su parte interna con paredes de mortero.

 Al igual que la huerta en sí, las acequias también han ido cambiando en el tiempo, ya sean por lo materiales o por cómo se iba a gestionar el agua. Hay diversos tipos de acequias dependiendo del caudal de agua que transporten y su función de reparto. Las acequias se componen de tres partes principales: el muro de separación entre la acequia y el agua, el vano que da la entrada al agua y la compuerta para abrir o cerrar el paso del agua. Se pueden diferenciar tres tipos de acequias:

La primera es la acequia principal o “acequia madre”, que es la que transporta el mayor caudal y de la que ramifican las demás acequias. La segunda son aquellas que tienen como función suministrar el agua correspondiente a una zona concreta, tienen un partidor siempre abierto llamado llengua. Por último, se encuentran los brazales y regadoras, cuya función es llevar a todos los campos el agua para que sean regados, esta última es la que determina la función principal de las acequias.

La segunda construcción hecha por el hombre son los caminos, algo que están ahí de una forma insignificante y que vemos totalmente normales, pero que desempeñan una de las funciones principales, conectar puntos y dar seguridad al andar. Al igual que todo, los caminos han sufrido cambios en el tiempo. Con el modelo centralista durante el siglo XVII todos los caminos que se construyeron tenían la finalidad de conectar con Madrid, estos caminos fueron llamados “els camins reials”, y posteriormente se fueron agrandando y surgiendo nuevos, sobre todo con la necesidad de asfaltar los caminos por las nuevas necesidades.

Un camino por destacar es una vía de origen musulmana, reconocida como la Carretera vieja de Barcelona, que recorre de norte a sur el ámbito norte de la Acequia de Moncada, además esta vía es heredada de una antigua calzada romana, funciona como separador entre donde se construían las alquerías musulmanas y los núcleos urbanos.

Por último, está la bomba de agua o bomba hidráulica que ha sido una incorporación a la huerta del último siglo y es una máquina generadora que transforma la energía, regula la temperatura con la cual el motor debe trabajar y es la que hace circular el agua por la acequia. 


FAUNA Y ECOSISTEMA

La presencia de fauna en la huerta norte de valencia está asociada a áreas rurales periurbanas donde predominan las especies adaptadas al entorno urbano o periurbano. Sin embargo la presencia de humedales costeros hacen que la presencia de numerosas comunidades de aves colonicen los espacios próximos a ellos, es decir, la huerta periurbana.    

En esta Guía sobre las aves de la huerta de Valencia podrás encontrar todas las especies que conforman la huerta Valenciana: https://birding.comunitatvalenciana.com/sites/default/files/2019-04/Gu%C3%ADa%20de%20aves%20Comunitat%20Valenciana.pdf

En nuestra visita a la huerta de valencia tuvimos contacto con una gran familia de gatos que se encontraban en la vera de una antigua alquería.  

Quitando la vegetación hortícula, la vegetación natural de la huerta valenciana es prácticamente inexistente al estar el terreno extensamente cultivado, a lo largo de la zona norte es posible observar palmeras  y en alguna ocasión cerca de alquerías y casas de labradores, pinos como vestigio de las plantaciones de antiguos propietarios de la zona, Enredaderas y Fícuses.    

CULTIVOS

La huerta de Valencia tiene varios cultivos y entre ellos destacan el tomate, el garrofó, las alcachofas, las cebollas y las chufas, aunque también hay otros tipos de cultivos como las calabazas.

Al crecer en esta tierra los tomates tienen una piel fina y son dulces, el garrofó que es una haba en peligro de extinción ya que casi nadie cultiva este producto, pero es imprescindible en la paella valenciana

En la huerta de Alboraya, que es donde nos estamos centrando, se caracteriza por la plantación de chufas, con las que se elabora la horchata que tanto caracteriza a Valencia. Los árabes introdujeron la chufa en las plantaciones de la huerta y hay unas 485 hectáreas con esta plantación. La quema de la chufa es algo que se sigue conservando en esta zona, hay dos cosechas al año, una en verano y otra en noviembre.

ANCIANOS

Durante nuestra visita a la huerta tuvimos la ocasión de hablar con varios ancianos de la zona, a los cuales hicimos preguntas sobre este lugar.

Obtuvimos información bastante interesante como los secaderos de chufa instalados en lo alto de las casas, y el motivo por el cual quemaban los campos de este tubérculo, que era facilitar su recolección.

EXPANSIÓN URBANA

El paisaje natural prácticamente no existe. La actividad humana lo va modificando a sus necesidades o caprichos. En el mediterráneo tienen mucha importancia estos cambios, ya que es distintivo del paisaje de hoy en día, y por consiguiente lo hace un paisaje único. 


La huerta de Valencia constituye el 3.9% del suelo agrícola del país valenciano. Tiene un valor histórico, cultural y paisajístico, solamente hay seis áreas en toda Europa que guardan las mismas características en el entorno del Mediterráneo. 

En las últimas décadas está habiendo una destrucción progresiva por la necesidad de urbanización y la baja rentabilidad de los cultivos. Se afirma que desde el 1960 se ha perdido más de la mitad de Huerta. Gracias a la expansión urbana se han perdido espacios naturales y han habido impactos ambientales. 

A partir del 2000 el público empieza a tener el sentimiento de conservar estos espacios y frenar el desarrollo urbano sostenible. 


Por ejemplo, el PAI (Programa de Actuación Integrada) adjudicado en 1992. Un plan de construcción de 1.300 viviendas de 20 alturas con dos torres. Se planteó en Benimaclet, Valencia. Un espacio donde actualmente se cultiva y sirve para el aparcamiento de vehículos. 

Se pretende separar con una “muralla” la huerta de la ciudad. 

Actualmente no se ha llegado a construir ningún edificio. Se han llegado a acondicionar zonas que ocupaban los coches como aparcamientos gracias a los vecinos, que consiguieron formar nuevas zonas de cultivo.

CONSERVACIÓN DE LA HUERTA

En 2017 se creó el PAT (Plan de Acción Territorial). Se trata de una ley que protege la Huerta Valenciana. Su función es permitir la conservación de las 10.000 hectáreas además de especificar los usos y las actividades que se podrán dar a las diferentes infraestructuras que forman parte de la misma. Este Plan permite la clasificación y delimitación de las zonas de la huerta que se encuentran en mal estado. Los divide en enclaves y sectores. Los enclaves son los terrenos con edificios en ruinas que no tienen ningún valor patrimonial y sobre los que se puede realizar cambios de regeneración para su explotación agraria, reedificar o bien rehabilitar las construcciones. Los sectores son grandes espacios de terreno  que se encuentran en los límites con la parte urbana donde hay edificios en ruinas o en mal estado o bien terrenos agrícolas degradados que serán regenerados y puestos en cultivo.

La ley también acoge medidas para hacer frente al abandono o mala utilización de las parcelas en el suelo agrario infrautilizado. En este caso se aplica la mediación para asegurar el uso efectivo o mantenimiento de las tierras de cultivo y en casos extremos, un sistema de arrendamiento forzoso a favor de un tercero o al Ente Gestor de l’Horta de Valencia. 

La Huerta de Valencia, a pesar de que actualmente está más protegida y restaurada que hace unos años, todavía se encuentra en pésimas condiciones. Hay muchos edificios de gran importancia,  ya que aportan información y cultura sobre las clases sociales y la forma de vida de los siglos anteriores, que dado su estado parecen estar destinados a desaparecer. Es muy triste ir paseando por las parcelas y encontrarte alquerías prácticamente derruidas y con grafitis en todas sus paredes. Pero no solo eso, sino que también podemos encontrar barracas, de las que quedan muy pocos ejemplares, que se encuentran en unas condiciones lamentables. El abandono de estos edificios, característicos y exclusivos de esta zona, dará lugar con el tiempo a la pérdida de nuestras raíces y costumbres.



WEBGRAFÍA